10 de marzo de 2011

He vuelto a ser yo. [Relato]

"Esta vez  he vuelto a sonreír".-escribió la pequeña e ingenua Katliw en su diario.
Había tantas cosas que contar y tan poco espacio, solo un cuaderno para expresar todas sus emociones. Os tengo que decir que aquella melosa sonrisa no era por ningún aprobado, ni mucho menos por él; si no por ellas, sus amigas de toda la vida, ya era hora de que se oyera una carcajada de Katliw, se sentía como si hubiera salido de su serie favorita el oso Yogui, abrazándola como nunca antes lo había hecho, o simplemente como una pequeña niña con su piruleta. Cogió la delicada pluma que le había regalado el tío Jack por su quinceavo cumpleaños, y se puso dispuesta a escribir, pero esta vez sin derramar ninguna lágrima por él, si no que lo escribiría riéndose de todo lo que le había sucedido ese día.

Querido diario:
 Ésta vez he vuelto a sonreír. Pero no ha sido por él ni nada de eso. Sé que siempre te cuento cosas sobre él, que si me ha mirado, que si no.. pero hoy no, y no vengo dispuesta a entristecerme por cualquier cosa relacionada con el amor. Me presento con mi nueva vida, me llamo Katliw, Katliw Seredán, soy una chica alta, bastante delgadita, morena, ojos verdosos con la mirada profunda y sincera, muy tímida con la gente que no conozco y si me junto con mis cuatro niñas me desmeleno a más no poder. Y ésta soy yo, en mi nueva vida que comienza. He tomado una decisión, no voy a llorar más por él y menos a dejar de lado a mis amigas por que estoy deprimida o cosas así. He pasado hoja y ya está.
Ayer, me encontraba ahogando mis penas en el mullido cojín de mi habitación que tenía forma de corazón y dentro ponía un "I love you", con los ojos hinchados de tanto llorar, y solo por no tenerle. Ayer era la antigua yo, deprimida por cada paso que daba, muy introvertida y que nunca se me ocurría acudir a mis amigas en cuanto yo me sentía mal. Pero hoy, he vuelto, a pesar de todo, he vuelto, la auténtica yo, de hace un año, he borrado todas esas veces que lloré por él y cuenta nueva. Estaba harta de todo, tenía ganas de encerrarme en mi habitación, coger la caja de pañuelos de Clinex, y romper miles y miles de lapiceros para desahogar mi rabia y mi tristeza, pero todo eso ya se acabó, me he dado cuenta que en todo ese tiempo no me había fijado que tenía cuatro amigas increíbles, que cada vez que me sentía mal, yo las rechazaba pero eso ya no va a volver a suceder, os lo aseguro. Me he quitado la máscara que llevaba encima puesta desde hace un año que lo conocí y he vuelto ser la auténtica to, Katliw. 
Ese día, me decidí no podía esperar más y las llamé a ellas, mis cuatro mejores amigas, que las había dejado de lado por arruinar un año de mi vida, y en el que ellas habían intentado ayudarme pero por extraño que parezca yo no me había dejado, pero ahora solo eran ellas las que me importaban nada más. Quedamos para ir a dar una vuelra por el parque de enfrente de mi casa, ese parque cubierto de hielo por los fríos inviernos. Al encontrarnos todas, nos abrazamos como si hiciera un año que no nos veíamos pero en realidad no había sido así. Decidimos cambiar los planes, así que fuimos al supermercado a por un bote de nocilla, cucharas de plástido y una cámara desechable. Llegamos a mi casa y nos dirigimos hacia mi habitación, al entrar como siempre estaba el pequeño Lucky, un perro que me regalaron a los 3 años y que fue el único a quien le dejé que me ayudara en los peores momentos, ellas lo acariciaron como de costumbre y nos sentamos en la cama. Teníamos planeado hacer una fiesta de pijamas solo para chicas porque yo había vuelto, cogimos las 5 cucharas de plástico y nos empezamos a zampar la nocilla, en cada cucharada no íbamos contando todas nuestras preocupaciones, sentimientos, etc... Después de todo esto hubo una guerra de nocilla, que volaba por toda mi habitación hasta parar en mi cara y en la de mis amigas, hablamos y requetehablamos, contándonos cada una de las cosas que yo antes no podía decir, pero me lo había propuesto y les conté a las chicas todo lo que sentía. Luego risas, risas, mm.. risas.. ¡ah sí! y más risas, el sol ya se estaba poniendo, las casas empezaban a encender sus luces y llegaba la hora de dormir, fue una noche muy movida, sobretodo porque mis padres esa noche no se encontraban en casa. Y esa fue, la primera vez que volví a sonreir, después de mucho tiempo, volvía a ser yo, y sabía que podía contar con mis amigas siempre.

10 comentarios:

  1. Eso está muy muy bien, volver a ser tú.


    :)

    ResponderEliminar
  2. Da gusto saber que hay gente que, pase lo que pase, va a seguir a tu lado :)

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. A veces no hace falta un milagro para que se nos despeje la mente. Simple mente pasa. Punto.Como dice Katliw: "He pasado hoja y ya está."

    Te sigo :)

    ResponderEliminar
  5. Sí, tiene mucha razón.
    Yo también te sigo :)

    ResponderEliminar
  6. Anónimo13.3.11

    Opino igual que Lucia, es precioso lo que has escrito, de verdad :)

    ResponderEliminar
  7. eres icreible pequeña! creo que es una entrada bastante acertada igual que tu decisión de ser feliz, sigue así! y ya sabes, cuando puedas pasate por mi blog <3 MILES DE BESOS Y MEDIO DE ESQUIMAL ^^

    ResponderEliminar
  8. Me he enamorado de tu blog! así que, va a ser que te sigo :) pásate por mi blog ^^ http://losuenosehacenrealidad.blogspot.com/

    ResponderEliminar

Envíame unos cuantos susurros con este polvo de hadas que te he dejado a tu izquierda.